lunes, 15 de marzo de 2010

Limpiando el disco duro... (1)

Siempre he tenido muchos complejos por mi físico, de jovencita destacaba de mis amigas, por lo “mujerona” que era. Cuando ellas empezaron a tontear con chicos… y ante la evidencia de que ellos me evitaban por ser…. “rolliza”, empecé a sentirme como un “patito feo”. Con la edad, y con una considerable dejadez por mi parte… la cosa fue a peor. Mis complejos me han llevado al extremo de no querer ir a la playa, o a la piscina por no tener que mostrarme en bañador, o dejar de ir al gimnasio, por no desnudarme en los vestuarios….

Hace cosa de un año, mientras esperaba que se hiciera la hora para ir a coger el tren, entre en una librería cercana a la estación de Paseo de Gracia, no buscaba ningún libro en concreto… pero fue pura magia, quizás el titulo, o la tapa, o el tipo de letra… no se, pero ojeándolo me engancho. La forma de expresarse de la autora, tan coloquial, tan real… era como si una amiga me estuviera hablando…. Evidentemente salí de la tienda con él en las manos… y fui devorándolo en el arcén, en el tren… en casa, hasta que lo termine. Fue toda una revelación, me ayudo a darme un empuje a mi misma… a querer lanzarme a descubrirme… No por el titulo, que ya de era sugerente, sino por como enfocar una nueva visión de mi misma, para disfrutar y vivir la vida.


Fragmento del libro: Sé infiel… y disfruta. Ana Flor Raucci


Lo primero que hay que aceptar es que nacimos desnudas, bellas, armoniosas, encantadoras y divinas. Capaces de crear con nuestro propio cuerpo todo tipo de placeres (inclúyase alimentar). Vamos a dejar de sentirnos impuras, indecentes, cochinas o putas por el simple hecho de sentir, desear, mostrarnos, vernos o disfrutarnos desnudas; comencemos a dejar de descalificarnos, a dejar de repetir hasta el cansancio que estoy vieja, ya se pasaron mis años, estoy gorda, estoy muy flaca, no tengo buenos senos, no soy alta, tengo el pelo feo, no tengo cintura, me estoy arrugando, soy muy blanca o muy negra; dejemos esa absurda manía de inconformidad e inseguridad que manifestamos todas contra nosotras mismas. Así que párese frente al espejo y aprenda a acariciarse, a quererse y a decirse todos los días “Que bella soy, soy la más bella creación de Dios, hoy amanecí preciosa, soy la más linda de la casa, de la urbanización, del edificio entero” “YO SOY BELLA”. Dejemos de decir todo el santo día que estoy gorda, me salió una arruga, tengo la nariz torcida, no tengo el pelo liso, se me está cayendo el pecho, tengo celulitis… ¡Cooooñooo! Hasta la imagen del espejo se asusta al recibir tantas críticas negativas. Aprendamos de los hombres que cada vez que se miran en un espejo salen satisfechos de lo bellos que se ven peludos, barrigones, calvos o arrugados; ellos parecen que nacen con la autoestima en su máxima expresión, ellos sí saben llenarse de sí mismos y alimentar su ego, ellos nunca se ven feos, aun siendo feos feísimos, siempre se ven hermosos. (…)


Ellos, al contrario, se paran frente al espejo, se tragan todo el aire de la habitación, meten la barriga, se ponen casi morados aguantando la respiración y, luego, al expulsar el aire dicen: “ESTOY BUENÍSIMO… SOY TODO UN MACHOTE”.


Así que esto es lo primero que usted tiene que aprender de ellos y hacer todas las mañanas: cambiar de actitud hacia usted misma, y empezar a aceptarse y quererse mucho. Si usted no tiene el cuerpo que desea, entonces haga algo para cambiarlo, opérese, haga ejercicio, haga dieta, pero ¡HAGA ALGO!, ¡REACCIONE!; nada se transforma sin un mínimo de esfuerzo, así que deje de quejarse y acéptese tal cual es, y si usted decidió ser gorda por el resto de sus días, entonces sea una gorda feliz. (…)


Sea USTED MISMA y deje de querer transformarse en Jennifer López, en su vecina o en su amiga: eso resulta realmente patético. Aprenda a ser auténtica: cada persona tiene un atractivo único. Comience a vestirse de esa nueva mujer, no hace falta tener ropa cara para lucir bien, ya que si se siente feliz y segura por dentro, usted generará una brisa fresca a su alrededor. En cambio, si usted se siente desdichada y ansiosa, aun cuando se ponga la ropa más exclusiva del planeta, lucirá fea, reseca y con cara de culebra resignada. Sólo transmitiendo felicidad comenzará a volver a sentir la mirada morbosa y sensual de los hombres por donde usted pase, y eso alimentará su ego y le dará mayor seguridad. No importa qué talla utilice, ni si es bajita o muy alta; abandone el complejo, que si usted lanza una sonrisa, recibirá otra en respuesta; así que camine feliz por la vida levantando dormidas pasiones. Sólo así sentirá cómo su mente empieza a despertar y, cada vez que note que un hombre la mira de forma diferente, entonces tendrá más entusiasmo para ponerse más linda cada día y llenará poco a poco su autoestima. Aprenderá a alimentarse con ese morbo de los hombres para usarlo a su favor, créame, ese morbo alimenta más que cualquier cosa y NO ENGORDA.


Es un libro que no tiene desperdicio y que recomiendo fervorosamente a cualquiera… Como dice la autora (Ana Flor Raucci) es un manual para que las mujeres aprendan a no sentirse culpables ni pecaminosas a la hora de sentir y desear vivir sus emociones…

1 comentario:

  1. Me haré con el libro, lo he decidido al acabar de leerte!!

    Espero darme cuenta de las cosas qde las que has despertado tú.

    Un saludo

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Para relajarse...

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